Es gracioso que durante todo este proceso que hemos atravesado Lau y yo hasta la llegada del lanzamiento del primer libro, siempre le digo que podríamos perfectamente definir tres momentos cruciales que marcaron el inicio del proyecto. Cada uno más atrás en el tiempo y todos uno derivado del otro, pero todos muy extraños en su forma.
El primer primer momento que podría señalar como definitivo, fue cuando estuve cursando mi último semestre de Diseño Industrial, y para el proyecto de grado que estaba desarrollando, necesitaba hacer estudios de campo a grupos de rol en muchísimas variables (y déjenme decirles, hay tantas como hay formatos; tanto físicos como virtuales). Para ese entonces, un amigo que hice al por cursar doble titulación (saludos a Yisus y su aparición estelar en los agradecimientos) me conectó con un grupo de personas para coordinar uno de esos formatos de rol (de mesa), del cual iba a participar tanto como investigar y tomar nota. Ahí estaba Lau. Ella y yo ya nos habíamos conocido en la carrera de animación, pero fue ese grupo el que solidificó nuestra amistad, porque antes eran más intercambios cordiales por compartir clases que otra cosa.
El segundo momento vino posterior a ese espacio, el cual aunque empezó como un medio para terminar mi proyecto de grado, se extendió por dos años y forjó nuevas amistades y fortaleció las ya establecidas. Resultó que el final, aunque no estuvo mal, sí estuvo sujeto al azar y muchas variables, y por ende no fue tan satisfactorio como deseamos (al menos Lau y yo, que en un punto nos metimos de cabeza en la historia que llevábamos) y luego no pudimos cerrar con un epílogo más agradable, porque los tiempos nunca se lograron coordinar. A mí me quedó sonando mucho el tema por un tiempo, y aquí es donde entra una de las frases que probablemente definiremos como «el momento», el inicio oficial. Andaba dejándome consumir por tiktok un par de horas y me topé con un fan musical de Bridgerton, una canción en específico, que escuché hasta el hartazgo (de hecho fue lo que me movió luego a ver la serie) y la cual disparó mi imaginación de inmediato…
Explicación sobre lo anterior.
Para dar un poquito de contexto, a los animadores nos pasa mucho que escuchamos canciones y empezamos a imaginar cortometrajes, amvs, animatics, películas, escenas… sobre personajes nuestros, o personajes que surgen en el instante. Claro, la mayoría de esas ideas no se hacen, pero igual se imaginan a gusto (supongo que a muchos otros creativos les pasa, pero solo me responsabilizo por la representación de los animadores en este espacio).
… Y entró la frase «LAU VI UN TIKTOK» parafraseada. Se me ocurrió toda una animación con esa canción, y algunos personajes nacidos de esa mesa de rol. Ahora, debo aclarar que soy una persona muy ambiciosa, acostumbrada a explotarse en exceso en muchas actividades (perfil multidisciplinar, le dirían los gurús de linkedin) al punto en que no tengo hobbies, porque se me vuelven trabajo… Y vi el reto de sacar una animación para la canción completa (en mi cabeza era un minuto y algo, Lau dice que no, que fueron dos y algo; la verdad me da pereza comprobar) y me dije «cómo no voy a poder» y empecé a trabajarla. Les pregunté a los otros amigos de la mesa si querían participar, y Lau me copió a la locura; aún así, mi locura era de ritmo rápido, entonces la involucré en más bien pocos procesos (una disculpa). La animación se terminó en etapa de clean. Faltó agregarle color y compo, pero hasta los fondos ya estaban hechos. Eso estaba con lujo de detalles.
Entonces entra el momento tres, el definitivo final final este sí es.
Resulta que en paralelo, mientras animaba, mi mente empezó a ver que esa historia tenía un potencial mucho más grande, que una animación de un minuto (dos y pico) no alcanzaba a cubrir, y que probablemente en formato animado sería un infierno o un proyecto de productora enorme con presupuesto, tiempo, sin explotación ridícula de sus trabajadores y un equipo bien solidificado con libertades creativas (dificilísimo, especialmente para una recién salida de la universidad debutando en la industria con proyectos propios), y dije «pues un libro» (en ese momento era uno -jajajajajajajajaja-) y empecé a redactar una síntesis de toda la trama como la imaginaba, a brochazos enormes. En ese entonces llegué a, lo que ahora sabemos, son los eventos hasta más o menos el tercer libro; y de nuevo, me dio la loquera.
Le pregunté a los amigos de la mesa si querían participar y, otra vez, la que me siguió la curda fue Lau (la más firme). Entonces concluimos que esa animación no podía sacarse porque pues, era spoiler; quedó archivada y empezamos a trabajar en la saga. Relajado al principio, porque pues no había tiempos de entrega ni editorial ni nada.
Hasta que terminamos el primer manuscrito. Y empezó el bombeo en forma.
Pero ese es tema para otra entrada.